Aquí radica la paradoja de la condición humana. Un ser
terminado biológicamente y condicionado por esa expresión, arrojado dentro de
una circunstancia histórica, social y económica que también limita dentro de
una fatalidad, siente aspiraciones infinitas que perentoriamente le reclaman
realización.
Según crecemos en la conciencia y en la acción de nuestra
libertad, nos damos cuenta de que toda libertad se realiza dentro de una
fatalidad, pero se realiza. Y somos tantos hombres en tanto más encendido
empeño pongamos en la brega.
Un buen amigo me dejó estas palabras en mi bandeja de
entrada. Se las arregló para armar dos párrafos concisos de lo que yo ya venía
meditando desde hace días, por lo que mi respuesta a este párrafo fue tan
inmediata como directa:
La auto-aceptación es la iluminación dentro de esta oscura
burbuja en la que vivimos.
Nuestra mente está sana cuando creemos estar bien, cuando
creemos que no nos falta nada, aunque en el fondo siempre sabemos que podríamos
estar de otra manera teniendo algo mas o algo menos. Lo que desvía un poco mi
punto principal, y supongo que debe ser así. Pero cuando estamos serenos,
lúcidos, cuerdos... es cuando tenemos más capacidad de meditar. Pensar en
nuestro pasado y sanamente dejarlo atrás, pensar en nuestro futuro y no sentir
ansias porque sabemos que estaremos tan bien o mejor de lo que nos encontramos
en ese momento. Sabemos que si no nos desviamos de ese camino podemos seguir
aprendiendo aún más acerca de la aceptación. Es aquí cuando realmente somos
eficientes.
Pertenece a Domingo Moreno Jimenez creador del Postumismo,min abuelo fue alumno de el,que hombres tan valiosos hemos tenido.
ResponderEliminar